Fandangos improvisados en la calle
Cuando las ondas musicales nacen en un instrumento y se propagan por el aire todo cambia; ahora cada acción, cada pensamiento, va acompañado de música. Y con música todo pesa menos.
El lugar donde surge la música se convierte en un imán, y poco a poco, de manera voluntariamente involuntaria, la gente y la energía coquetean, se acercan y se alejan, se alejan y se acercan. Orbitan juntos.
Algunos permanecen un rato, como hipnotizados por las ondas sonoras, embrujados, como si hubieran salido de un largo letargo de silencio. Una de estas personas me observa desde muy cerca con una mirada potente y sincera, sin filtros. En una mano lleva una mascarilla. En la otra un pañuelo con el que se seca lentamente el sudor de su frente.
Estamos a principios de julio y hace calor. Estoy descalzo, toco por bulerías y el hombre bajito y moreno está muy cerca. Acabo de tocar. Alguna mirada de complacencia de algún paseante, el leve tintineo de unas tímidas monedas y su presencia inmutable que lo abarca todo, a pesar de su pequeño tamaño. Me pregunta algo, y descubrimos que somos del Andévalo. Yo de las Cruces; él del Alosno. De manera hierática y tímida se va abriendo y me comenta que canta. Le respondo poniendo la cejilla al dos y rasgueando por Alosno.
Su voz es un tsunami que estremece la calle, un terremoto visceral de gran magnitud que mueve los corazones. El eco de la tierra profunda del Andévalo, un lamento contenido, una frustración desgarradora, una llamada desesperada para celebrar la vida. Salvaje, natural e indomable.
Cuando acaba de cantar ha pasado una eternidad, y hay gente que llora, y otras están aturdidas sin saber bien qué ha pasado. Nos desperezamos y volvemos al mundo desde la dimensión a la que nos ha transportado el cantor. Tenemos la sensación común de haber asistido a un momento único, puro, espontáneo, irrepetible. Domiciano Márquez es su nombre.
Alguien lo grabó y lo subió a las redes. Al poco tiempo, millones de visualizaciones. Vídeo viral. Incluso meses más tarde alguien lo volvió a subir a las redes y fue de nuevo viral. La energía de Domi es tan potente que atraviesa las pantallas
Más música en la calle. Más música en nuestras vidas.
Estos momentos son irrepetibles, imposible buscarlos, nacen de la pura improvisación. Momento mágico donde los haya. Esto es lo que nos regala nuestra querida Andalucía.
La magia andaluza de la calle